Cabecera

Cabecera

sábado, 7 de abril de 2018

Concurso de relatos de ciencia ficción. ZendaLibros.

Aterrizaje.

Mucho tiempo de viaje, mucha la distancia recorrida y muchos intentos infructuosos con héroes sacrificados, para que llegado ese preciso momento la nave espacial Evius, nombre homenaje al primer físico que logró doblegar el espacio tiempo, estuviera a punto de alcanzar su destino.

Un planeta en el que los ordenadores de a bordo, habían constatado la presencia de vida inteligente. El lugar elegido para que las seis patas de la nave se posasen sobre el nuevo mundo parecía seguro. Los veinte tripulantes de la expedición miraban a través de alguno de los múltiples paneles hexagonales delanteros, el suelo que pronto sus pies hollarían.

Un zumbido les anunció que los estabilizadores superiores funcionaban a plena potencia. Fue en un instante cuando las dos antenas frontales, situadas sobre la cabina de mando avisaron del inminente peligro que sobre ellos se cernía. Un objeto  gigante se aproximaba a gran velocidad. El choque fue inevitable, a pesar de un último esfuerzo de la tripulación, que intentó una vana y angustiosa maniobra de huida.

Evius quedó literalmente aplastada contra la mano y la mesa de fornica.

Conclusión: No se deben construir naves espaciales con forma de mosca.