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miércoles, 10 de febrero de 2016

Y llegó el día en el que Julia Otero me decepcionó.


Aunque más que un día fueron dos. Empecemos por el primero.

El primer día fue cuando realizó este editorial. No lo escuché en directo. Pero tras leer algunos twits de oyentes, que me hicieron temer lo peor, decidí escucharlo. Sentí decepción e indignación, creo que a partes iguales, al conocer la opinión de Julia Otero sobre el espectáculo representado por dos Titiriteros, con motivo de los carnavales en Madrid. Espectáculo por el que fueron detenidos, acusados de apología del terrorismo.

Tildar al espectáculo de mal gusto, o repugnante, es una opinión totalmente subjetiva de Julia Otero, a la que solo puedo responder que no comparto su gusto, pero es suyo y es muy dueña de tenerlo, faltaría más.

En cuanto a lo de “delictivo” creo que al menos, habría que esperar a una sentencia firme para saber si lo realizado por los titiriteros fue delito. ¿O en este caso, estos titiriteros no son dignos de la presunción de inocencia, señora Julia Otero?

También es cierto que Julia Otero en su editorial, califica todo de “excesivo”. Pero al haber calificado como delictiva la representación, da a entender que ella lo considera así. Al menos en ningún momento del editorial indica lo contrario.

Y llegamos al segundo día de mi decepción con Julia Otero, en el que ella contestó a mis twits de enfado. En ellos trata de explicarse, como puede verse a continuación. 












Pero sus explicaciones, lo único que consiguieron fue aumentar mi indignación y mi decepción hacia ella. Es cierto que me confundo al atribuirla el calificativo “deleznable” a ella. Pido perdón, el cabreo que tenía en esos momentos, me impidió darme cuenta de mi error, a pesar de estar leyendo el editorial, según contestaba a sus twits. Pero sí es cierto, que en un párrafo posterior, ella califica el montaje como repugnante. Escribe “-por repugnante que sea-“. Así, tal cual. No escribe por repugnante que pueda parecer, escribe “que sea”. Puede que yo sea muy torpe y haya mal interpretado sus palabras y ella no crea que el montaje fue repugnante y/o delictivo. Pero por lo que he comprobado en twitter no soy el único, entre sus oyentes, que hizo esa interpretación. Aunque también es cierto que hay oyentes que no lo interpretaron así.

Me entristece enormemente todo esto, ya que es un programa que me gusta y en el que trabajan personas por las que siento verdadero afecto, (no hace falta que mencione a ninguno, ellos, si leen estas palabras se sentirán mencionados) además de la propia Julia Otero, por la que, precisamente debido al afecto que siento por ella, me ha decepcionado tanto su opinión sobre este asunto.

Y para terminar, solo me queda añadir, que de momento, dejo de escuchar Julia en la Onda y por consiguiente dejo de twittear sobre sus contenidos. Y digo de momento, no sé si en unas semanas o meses, se me pasará el sentimiento de decepción y volveré. Pero ahora no tengo ganas de encender mi radio para escuchar Julia en la Onda.


Conmigo o sin mí, siempre les desearé lo mejor.

P.D. Enlaces de interés sobre la imputación de los Titiriteros.

4 comentarios:

  1. Es curioso cómo se le puede tomar afecto a una persona tan solo por haber leído los twitts que envía. Pues eso me ha pasado a mí con @rojocabreado. La verdad es que me gusta la gente que defiende sus ideales, más allá de que estos concuerden o discrepen con los míos, y, sobre todo, me gusta la gente que tiene sentido del humor. Estas dos cualidades están presentes en el propietario de esta página y, está claro, por eso siento un fuerte afecto por él a pesar de no conocernos personalmente.
    Pero permitidme que os diga que, en esta ocasión, como en tantas otras, voy a discrepar con él. Mi discrepancia no es con el tema titiriteros pues en ese asunto creo que, con matices, estamos bastante de acuerdo en el fondo del asunto. Mi discrepancia radica con esta entrada en su blog. Él mismo reconoce que el programa de Julia en la Onda le gusta. También reconoce que mantiene una magnífica relación con algunos de los colaboradores del programa. Creo que puedo dar fe de ello. Incluso el debate twittero que ha mantenido con la propia directora, da buena muestra de ello. Cuando una “star” de la comunicación mantiene un debate así con uno de sus oyentes, es porque la opinión de éste debe importarle mucho. Estoy seguro de que si el twitt que envió el amigo Bolchevique Rebotado se lo hubiera mandado yo, no me habría hecho ni pugnetero caso a pesar de que también soy un oyente fiel. En fin, creo que el afecto de Julia por nuestro común amigo está fuera de toda duda. Ahora veamos lo que ha sucedido. Julia hace un editorial sobre el tema titiritero al inicio del programa y Rojo discrepa con ella y lo manifiesta en un intercambio de twitts. Julia mantiene su posición y Rojo la suya. Al final éste se cabrea más de lo que su Nick twittero indica, agarra el carro de las chufas, esa frase es de mi señora, y se va con su oreja y su dial a otra parte. Ahora permítanme ustedes que hable un poco de mi forma de ver la vida. No estoy adscrito a nada. No soy de izquierdas ni de derechas y creo que hay cosas buenas y malas en ambas ideologías. Evidentemente esto para lo único que me sirve es para que los rojos me clasifiquen como facha y los fachas digan que soy un rojillo peligroso. Me importa un carajo. Yo no estoy para contentar a nadie. En cualquier caso no me gustan los encasillamientos. La gente tiende a leer, a ver la televisión o a escuchar la radio en los periódicos, anales, emisoras, que coinciden con su forma de pensar. No interesa escuchar opiniones que puedan atacar a nuestras creencias. No nos gusta que el tertuliano de turno diga cosas con las que no estamos de acuerdo. No buscamos sino aquello que tienda a darnos la razón. Queremos que nuestro ego y nuestros oídos sean halagados cuando nos dicen cosas muy parecidas a las mismas que nosotros decimos. Desde mi punto de vista y ojo que puedo estar equivocado,no importa si la razón en el tema editorial titeretil de Jelo, la razón la tiene o no ella o él. Lo que digo es que @rojocabreado se equivoca en su forma de reaccionar ante ella. Nadie puede pretender que dos personas, periodista y escuchador, coincidan diariamente en opiniones o en la forma de percibir o transmitir una noticia. Seguramente estarán de acuerdo en muchas cosas, en otras ni fu ni fa y en otras tantas habrá una discrepancia más o menos acentuada. Esta discrepancia, querido Rojocabreado, no nos puede llevar a tal extremo de abandonar un lugar en el que estamos a gusto y en el cual apreciamos y nos aprecian. Al final, mi estimado, tarde o temprano te tendrás que salir de todo, dejarás amigos si discrepan, esposa y familia. Acepta al que opina diferente porque me consta que, a pesar de tu “rojez” manifiesta, tú tambiénhas discrepado con tus compañeros de rojerío en numerosas ocasiones. Si quieres una línea única de pensamiento, todos iguales y sin disensiones te puedo ofrecer dos buenas opciones. La primera es Corea del Norte y la segunda alguna secta de esas que tienen un gurú al que todos siguen, que lanzan proclamas a modo de mantra y se hinchan a comer gachas de avena. Sinceramente, no creo que te gusten.

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    1. Querido amigo. Sí, soy culpable de buscar entre mis programas de tv, radio o prensa medios afines a mis ideas. Jamás vería InterEconomía, escucharía La Cope o leería La Razón.

      Eso no quita que me guste ver, escuchar o leer opiniones distintas a la mía. Y por supuesto que las acepto.

      Esta no es la primera vez que disiento en algo dicho por Julia Otero. Y así se lo he hecho saber en muchas ocasiones, no en todas las que ha ocurrido, hasta yo en ocasiones no tengo ganas de "pelea".

      Y llegados a este punto te preguntarás que ha habido de distinto en esta ocasión.

      Lo primero la gravedad del asunto. Hablamos de dos personas, creo que está bastante fuera de duda, que inocentes. Que estaban encarceladas en el momento del editorial de Julia Otero. Si hubieran estado encausados, pero libres habría sido bastante distinta mi reacción. Habría aceptado que Julia no afeara el calificativo "deleznable" que dedicó Carmena al montaje de las marionetas, que yo erróneamente en mis twits le atribuí a Julia Otero. Incluso habría tolerado que unas líneas más abajo, Julia calificara el montaje de repugnante. Aunque por lo que yo he visto, de repugnante no tiene nada. No olvidemos que el montaje es una adaptación de una obra de García Lorca. Aunque desconozco en lo que difiere del original.
      Por eso querido amigo, lo que más me molestó del editorial, fue que Julia se sumara a darles "cachiporrazos" a los Titiriteros, estando injustamente encarcelados por un delito que no habían cometido ni de lejos. Delito, que ese sí es repugnante y deleznable.

      Pero aún después del editorial, con mi cabreo a cuestas y subiendo, no había, ni mucho menos, decidido abandonar el programa. La decisión de abandonar el programa llegó tras las peregrinas explicaciones de Julia Otero en sus twits. En los que me negaba haber usado la palabra deleznable, cierto, era de Carmena. Aunque ella la citó dando a entender que coincidía con ella, sobre todo si tenemos en cuenta la propia calificación que hace Julia Otero del montaje "repugnante". Me decepcionó que no se pusiera del lado del débil, del que estaba sufriendo en sus carnes una grave injusticia.

      En definitiva mi decepción fue por que hizo todo lo contrario de lo que yo habría esperado de ella.

      Esa decepción es la que me impide encender mi radio y seguir escuchando su programa como si no hubiera pasado nada. Créeme de verdad en que lo estoy pasando mal, me disgusta faltar a mi cita habitual con el programa. Especialmente hoy, viernes... El montaje del genial Joan, al que aprecio como si conociera en persona. Y escuchar también al gran Gallego, a este si he tenido la suerte de poder saludar en persona en dos ocasiones en el Parque Nacional de Monfragüe y disfrutar en vivo, viéndole hablar de esa gran pasión que tiene por los animales. Conocerle fue el empujón que me faltaba para decidirme a gastar el que por aquellos entonces era el sueldo de un mes en una cámara de fotos, un tele objetivo y salir al campo a "afotar" aves y todo bicho viviendo que se me cruzara (salvo humanos).
      Tampoco me puedo ni me quiero olvidar de Marina, Aneyma, Goyo, Guillén...

      Créeme cuando te digo que se me hace muy difícil, estar en casa y escuchar otra emisora o hacer cualquier otra cosa. Pero hoy por hoy no puedo sintonizar en mi radio Julia en la Onda.

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  2. Totalmente de acuerdo con Chespir. Si sólo oímos aquellos medios donde coinciden al 100% con nuestra opinión poco abriremos nuestras miras. Dejar de oír un programa donde como tú mismo expresas y has demostrado durante mucho tiempo, tienes una alta valoración tanto delconductor como los colaboradores, porque discrepas (en el grado que sea) con alguna de las opiniones vertidas sería demostrar poca inclinación por la libertad de pensamiento. Pero tb es verdad que el unico perjidicado por tal decision serias tú, por lo cual te animo a rectificar. Un saludo

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    1. ¿Pero de verdad creéis que hasta esta ocasión siempre he estado de acuerdo con Julia Otero? Repito, No se trata de estar en desacuerdo con ella, se trata de la gravedad del asunto.
      Yo he hecho público que dejo de oír el programa, pero no he pedido a nadie que siga mis pasos.
      La decepción ha sido mía, para con Julia otero. Y como ya he escrito ese sentimiento de decepción es lo que me impide escuchar el programa y seguir twiteando como si no pasara nada.

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