Los niños y los nidos de las golondrinas.

El sábado pasado, de camino a hacer mi compra semanal, me encontré a 4 niños de unos 8-10 años, con un poyuelo, casi volandero, de golondrina en las manos. Junto a estos nidos.




Pensé que se habría caído del nido y los niños tratarían de alimentarlo. Les dije que dudaba que lograran sacarlo adelante. Seguramente el poyuelo, de no lograr volar hasta el nido, sería la merienda de algún gato. Mal futuro para el pobre poyuelo, tanto con la ayuda de los niños como sin ella.

Pero lo peor, fue al volver. Me encontré a los mismos niños, con un balón tirando los nidos para coger a los poyuelos! Ya tenían a unos cinco o séis de distinto tamaño en una caja.

Son cosas de críos, pero esos críos llevaban camino de destruir la colonia. Me detuve para hacerles comprender que no debían de seguir haciendo eso. No iban a lograr criar a los poyuelos, si es que era esa su intención. Traté de explicarles que los poyuelos donde debían de estar es en su nido alimentados por sus padres.

Dejaron de dar balonazos a los nidos, pero vi claro que seguirían destruyendo los nidos, en cuanto yo continuara mi camino.

Por suerte para el resto de los nidos, se me iluminó la mente. Y les avisé, que si les veía la policía destruyendo los nidos, les caería una buena multa y hasta cárcel! (lo primero es cierto, lo segundo exageré para meterles más miedo).

Vi como se marchaban con el pánico en el cuerpo, llevándose en la caja los poyuelos que habían conseguido tras destruir los nidos.

Por si acaso, cuando llegué a casa avisé a la policía local, para que se dieran una vuelta por la zona.

Hoy he pasado de nuevo y el resto de nidos, que no habían destruido, ahí continúan. Hasta he podido ver la ceba de un poyuelo asomado a la entrada del nido. La madre o padre, se me ha quedado mirando. Me ha gustado pensar que me estaba agradeciendo haberles salvado a sus poyuelos.